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martes, 26 de julio de 2011

El pajarito preso

Hace tres días trajimos a mi padre para pasar unos días con nosotros. Tiene poco equipaje; una maleta con ruedas, con su ropa, y dos jaulas; en una de ellas hay un canario precioso que canta sin cesar, en la otra hay un pajarito verderón, que mi hermano cogió de su nido, al que alimentó con leche y pan hasta que aprendió a comer solito, y luego, decidió regalárselo a mi padre.
Mi padre afirma que este pajarito es muy rebelde, que ya no quiere comer leche y pan, y que se da golpes contra la jaula él solito.
Lo he observado durante estos días, y lo cierto es que se me parte el corazón. Lo único que este pajarito hace es pedir su libertad a base de golpes contra la jaula.
Su jaula es pequeña, y su comida está contenida en unos cubitos enganchados por el exterior de la jaula, él debe meter la cabecita entre unos barrotes para obtener la comida. Lo hace, claro, es cuestión de supervivencia, pero  sus constantes aleteos y golpes contra la jaula demuestran que no está hecho para estar encerrado.
Mientras el canario se columpia alegremente en su jaula y canta sin cesar, el pobre pájaro verderón parece un alma en pena, no canta, y sólo mira hacia el exterior de la jaula y se abalanza contra ella en numerosos intentos fallidos de obtener lo que más anhela: su libertad.
Mi hijo de 11 años también se ha dado cuenta y él es un gran amante de los animales, por lo que él y yo empezamos a meter en mi padre la idea de que quizás deba soltarlo. Tenemos miedo de que si está encerrado demasiado tiempo, se le olvide en qué consiste volar... y obtener la comida por sí mismo... y volverse canario sin serlo.
Qué importante es nuestra liberta también. Y qué importante es que no nos encasillemos en ser algo que no somos. Cuántas veces pasamos por la vida pegándonos contra obstáculos que no nos dejan avanzar porque estamos en la dirección equivocada.
No hay nada de malo en ser canario, si has nacido para serlo, pero si no, es lo peor que nos puede pasar.
A veces conviene pensar y recapacitar sobre cómo estamos pasando nuestra vida, y dar un giro y luchar por nuestras metas para ser completamente lo que estamos designados a ser.

jueves, 9 de junio de 2011

Gianna Jessen, abortada y viva para contarlo

Hoy he leído y escuchado la historia de una mujer, aún muy joven, que fue abortada por su madre, y que, pese a los esfuerzos médicos por erradicar su vida, logró sobrevivir y ahora se dedica en cuerpo y alma a dar su testimonio y a luchar en contra del aborto. Sus palabras han sacado sentimientos de dentro de mí que me animan a luchar con mi propia vida, sus palabras son sumamente profundas.
 A pesar de su juventud, Gianna habla con una sabiduría y madurez increíbles, sin ningún miedo, sin tapar nada.
Hace poco tuvo que enfrentarse a su madre biológica, ella estaba dando una de sus conferencias, cuando una mujer se le acercó al término de la misma, y de pie allí, fríamente le dijo: "Hola, soy tu madre".
No puedo imaginar lo que esta chica lleva cargando en su vida, pero por el peso de sus palabras, se ve que ha tenido que enfrentarse a muchos fantasmas del pasado, y no sólo esto, sino que se ve que los venció.
La técnica que usaron para llevar a cabo el aborto fue inyectar agua salina en la barriga de la mamá, lo que le produjo a Gianna una parálisis cerebral. Pero aún esto ha vencido, porque cuando quisieron adoptarla, los médicos dijeron a su mamá adoptiva que no haría nunca nada en la vida, que no sería nada.
Otra prueba de que a veces menos es más. Porque Gianna no sólo logró sobrevivir al aborto, logró vencer la parálisis, aunque claro que todavía la sufre, pero camina y hace vida más o menos normal. Pero la fuerza interior que tiene es increíble, creo que pocas personas entendemos, tan profundamente como ella, de lo que se trata esta vida de verdad, el regalo tan inmenso que es, lo que podemos lograr como seres humanos, y cómo sacar partido de nuestras circunstancias estemos donde estemos y seamos lo que seamos.
Aquí pongo el link del vídeo que he visto y que me impactó tanto. Está en inglés, pero tiene subtítulos en español. No tiene desperdicio. Es increíble.Gianna Jessen sobreviviente al aborto  Gianna Jessen, sobreviviente al aborto

martes, 7 de junio de 2011

¿Qué cargas en tu bolso?

Recientemente asistí a una reunión cuyo tema era "¿QUÉ CARGAS EN TU BOLSO?". Era una mini conferencia para mujeres, y como rompehielos, teníamos que enseñar algo que lleváramos en el bolso que creíamos que nadie más podría llevar. Las cosas que se mostraron fueron graciosísimas, como pañales, otras muy prácticas, como una venda o un abanico, otras muy sofisticadas, como un organizador lleno de cosméticos, etc. Después había cosas que todas llevamos, al menos, casi siempre, como es nuestra cartera, el móvil, pañuelos de papel, las llaves, compresas, gafas de sol y, en fin, un sin fin de cosas así.
El tema era que cargamos con cosas también en nuestro diario vivir, unas cosas necesarias, y otras no tanto, unas prácticas, y otras molestas.
Fue muy interesante para mí y me hizo reflexionar sobre lo que yo voy cargando en mi mente y corazón y que sin duda repercute en mi alrededor con aquellos con los que convivo y conmigo personalmente.
Una relación rota, un orgullo, quizás un error cometido que no soy capaz de perdonarme, una situación dolorosa que me acompaña eternamente, un complejo, puede ser multitud de cosas que molestan sin darme cuenta.
A veces cuando tenemos tantos cambios de humor, una depresión, falta de energía, inapetencia o desgana de vivir la vida, es muy fácil decir, "estoy estresada", o "estoy cansada", para luego después de unas vacaciones darnos cuenta que seguimos igual. Y esto se puede deber a los efectos de algo inacabado en nuestra vida y con lo que cargamos innecesariamente.
Claro que para darnos cuenta de que esto ocurre necesitamos hacer un ejercicio interior y encontrarnos con nosotros mismos, y tener un diálogo con nuestro yo interior para ver qué es esto que llevamos y debemos tirar. O que no llevamos y nos hace falta.
Merece la pena tomarse unos momentos de quietud y pensar, reflexionar sobre qué estamos haciendo o por qué nos sentimos así. Y luego, tomar los pasos necesarios para arreglarlo. Lo que se obtiene es mucho más ligero y fácil de llevar que cualquier carga que ignoremos que llevamos, que nos pesa aunque no queramos mirarla.
Una cosa que yo creo que debemos llevar, como llevamos nuestras llaves o nuestra cartera, es fe. La fe ayuda a salir de los momentos oscuros y vacíos, la fe es como una cuerda que alguien te lanza cuando estás cayendo al pozo, puedes agarrarte y subir agarrada a ella... y salir del pozo. Aunque cueste y sea duro el camino, con fe puedes superarlo. Piénsalo.

lunes, 14 de marzo de 2011

Cuando todo falla...

Desde hace cinco años más o menos, mi mundo se tambalea bajo mis pies. No voy a pararme a contar todo lo que está ocurriendo en mi vida, o empezó a ocurrir hace más o menos ese tiempo, quizás en otro momento; lo haré con la esperanza de que mis andadas les sirvan a alguien de consuelo y de un modo distinto de ver la luz al final del túnel. Esa luz que, a veces, parece apagarse.
Lo que sí quiero expresar aquí es que han habido momentos en que he sentido querer tirar la toalla, que alguien parase el mundo para que yo pudiera bajarme, no querer seguir adelante, querer parar...
Pero en mi caso, eso es un lujo, porque muchas personas dependían de mí. Mis hijos, mi marido, mis padres, mis alumnos...
Cómo seguir adelante con todo lo que ello conlleva cuando no tienes fuerzas ni para ponerte de pie... es todo un misterio.
En mi caso, yo no lo hice sola... No, yo no caminé sola, alguien me cogió de la mano y me guió, alguien me sostuvo cuando creí caer al vacío... literalmente, alguien me dio lo que necesitaba cuando yo ya no tenía nada. Estrictamente lo que necesitaba, nada más y nada menos. Y aprendí que sí se puede vivir con lo que necesitamos, no con lo que deseamos o queremos tener... sino lo necesario.
Ese alguien es Dios. Sí, ya sé, a lo mejor estás pensando, vaya hombre, ya salió. Pero mi experiencia no me la puede quitar nadie, los milagros que yo he visto en este período de tiempo en mi vida, no me los puede robar nadie, yo sé lo que he vivido, yo sé lo que ha pasado... ¡y es real!
En el siguiente blog intentaré explicar un poco todo esto. Tengo que compartirlo. Creo que tengo la obligación de contarlo, porque otras personas pueden estar en mi situación, y mi mayor satisfacción sería ayudar y dar un poquito de esperanza.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Hijo nuevo... vida nueva.

Todo el mundo cree estar preparado para ser padre o madre, o lo  contrario, pensamos que no lo estamos. Lo cierto es que todos nos dicen que los niños nos cambian la vida, que debemos renunciar a mucho cuando llegan, que no duermes por las noches, que se acabó la paz... etc. Y sin embargo, parece que no escuchamos, porque cuando llegan siempre nos sorprendemos de cuánto, en realidad nos cambia la vida.
Es más, pensamos que somos nosotros los que descubrimos que los bebés no son tan inocentes, porque saben más de la cuenta, pensamos incluso, que son más listos que nadie y que los nuestros están haciendo historia.
Bueno, en realidad, cada niño hace historia, cada niño hace su propia historia. De todos es conocido que dentro de una familia todos oyen lo mismo, reciben lo mismo y cada uno es diferente.

Yo tengo cuatro historias, es decir, cuatro hijos. Tres niños y una niña. Son mi vida, aunque a veces me la consuman. Y aunque llego a la noche arrastrándome y pensando que todo está fuera de control, no podría imaginarme la vida sin ellos, tod@s y cada un@ ocupa su lugar, y hay un lugar para cada un@ de ell@s.

Ésta es mi familia: Daniel (11), Yo, con Julia (8 meses) en mis brazos, Cristian (3), el papá (Martin) y David (14).